A finales de marzo, un pequeño grupo de moritos comunes se instaló en el Girona por primera vez. Cada año tenemos nuevos inquilinos que vienen a disfrutar de Beniarbeig, de sus aguas tranquilas, su luz y su buena gente. Esta primavera han sido ellos.
Estas aves de pico alargado y curvo, plumaje negro tornasolado, según los reflejos sus plumas se vuelven verdes, granates, azuladas…. Son prácticamente mudas, emiten a penas un leve graznido pero son más confiadas que las garzas y no huyen tan rápido de nosotros como estas.
Los moritos pertenecen a la gran familia de los ibis, ya sabéis que en el Antiguo Egipto estos preciosos animales eran considerados sagrados. Viven prácticamente por todas las zonas cálidas del planeta, en la península se pueden observar en Cataluña, Valencia, Andalucía… llegando a formar bandadas de más de 400 ejemplares.
En septiembre pasé unos días en el Delta de l’Ebre, la llegada de estas bandadas al atardecer, rumbo a sus dormideros, era un espectáculo fascinante, una sinuosa caligrafía sobre el cielo rojo y malva. Allí una mujer me contó que a los moritos les gusta mucho un caracol que se ha instalado en los arrozales y que es muy dañino por lo que para las gentes del Ebro son muy bienvenidos.
En la marjal de Pego-Oliva también son muy abundantes y ahora, un grupito de ellos, he contabilizado 4, se han venido a las someras aguas del río.
Démosles la bienvenida a nuestros nuevos vecinos y respetemos su elección, procuremos no echar basuraleza y procuremos también que nuestros perros no chapoteen en el agua. Cada especie tiene su hábitat en el planeta, si queremos que ninguna de ellas desaparezca por el bien de la nuestra, tenemos que respetar y mimar esos hábitats.
El morito común no corre ningún peligro, De momento¡¡¡¡
Feliz primavera.
Amparo Sancho-Tello